Religiones y
Creencias
Maniqueísmo
El maniqueísmo es una religión hoy desaparecida,
cuyo fundador fue el persa Mani en el siglo III.
Es
un sincretismo del
zoroastrismo, el budismo y el cristianismo; Los
partidarios de este último lo combatieron con vehemencia.
Por
derivación y simplificación del término, se califican hoy de manichéenne un pensamiento
o una acción sin matices, o incluso simplista, donde el bien y el mal se
definen claramente y son separados.
Fundamentos
La creación del mundo
Se
dice cómo, un día, los espíritus de las oscuridad quisieron dar el asalto al reino
de la luz. Llegaron en efecto hasta la frontera de este reino nitescent (luminoso, radiante) y quisieron hacer la
conquista. Pero no podían nada contra el reino de la luz dado su suprasensibilité. Los espíritus del reino de la luz tomaron
entonces una parte de su propio reino y lo mezclaron al reino material de las
oscuridad.
Gracias
a esta mezcla de una parte del reino de la luz con el reino de las oscuridad,
habrá, hasta cierto punto en el reino de las oscuridad como una levadura, una
clase de sustancia causando la fermentación que hundió el reino de las
oscuridad en una danza que se arremolina caótica por que recibió un nuevo
elemento, a saber la muerte - derivado para el hombre de una clase de transsubstantiation.
Eso
tiene lugar tanto y aunque el reino de las oscuridad se consume constantemente
él mismo y lleva así en se lo germina de su propia destrucción - o para el
hombre, de una transmutación
en luces pasando por el formidable coruscation
de la muerte.
El
pensamiento profundo que reside en este relato es que el reino de las oscuridad
debe ser superado por el reino de la luz, no por el castigo, pero por la
suavidad, el amor; no oponiéndose al Mal o combatiéndolo, sino mezclándose él;
con el fin de rédimer el Mal como telf.
Dos mundos distintos
Uno
de los fundamentos del maniqueísmo es separar el mundo en dos:
El hombre es doble
Según
el maniqueísmo, la luz y las oscuridad coexistían sin nunca mezclarse. Pero a
raíz de un acontecimiento catastrófico, las oscuridad invadieron la luz. De
este conflicto nació el hombre (natural), su espíritu pertenece al reino de
la luz y su cuerpo, pertenece al reino de las oscuridad - lo que puede
transformar la muerte no en procesos destructivos pero en proceso de subida
supremo, de liberación del espíritu.
Según
el maniqueísmo, el hombre natural es pues doble. Posee:
El Bien y el mal
Según
el maniqueísmo, el bien
se asocia al reino de la luz, mientras que el mal se asocia al
reino de las oscuridad.
Nota:
Es el origen de la expresión “un pensamiento o una visión manichéenne”,
en el sentido donde el bien y el mal son separados claramente.
Este
combate entre el bien y el mal es uno de los fundamentos del maniqueísmo.
Para
que el espíritu de un hombre puede, una vez muerto, liberarse del ciclo de las
encarnaciones y llega pues a juntarse el reino de la luz, es necesario que se
traslada de todo lo que es material de su vivo.
Según
el maniqueísmo, la muerte material tiene dos facetas, exactamente como Jesús lo
expresa en el Evangelio de Marcos CH 8 versículo 35:
“Ya Que el que querrá salvar su vida lo perderá, pero el que perderá su vida
debido mi y de la buena noticia lo salvará.” El hombre que sigue siendo
agregado tiene su vida material, no permite a su espíritu liberarse del reino
de las “muertes”; mientras que el hombre que ofrecerá su vida material al
espíritu en él por el camino del Evangelio, para aquél, el espíritu en él dé la
vuelta al reino de la Vida divina.
La
filosofía completa
La
esencia de filosofía manichéenne se basa en dos
conceptos dogmáticos:
la división del mundo en tres tiempos y dos entidades. Estas teorías son
resultantes del mito fundador imaginado por Mani.
En
primer lugar, la división del mundo en dos entidades. Por una parte, Mani coloca las Oscuridad, controladas por Satanás o “el
Príncipe de las Oscuridad” y del otro, la Luz, controlada por Dios. Este
concepto tan drástico se aplica obviamente del mundo de las ideas. En efecto,
en la ley manichéenne, no hay zona gris, un acto es
bueno o malo, simplemente.
A
Continuación, la división del mundo en tres tiempos. Se vincula íntimamente al
anterior.
En
lugar de primer tiempo, el momento previo. Se caracteriza por la división
absoluta y no mezclada del mundo entre las Oscuridad y la Luz. Estos últimos
casi parecen ignorar su existencia mutua. Puesto Que las Oscuridad (ni la Luz
por otra parte) no pueden destruirse, el estado previo se considera como un
estado perfecto del mundo.
En
lugar de segundo tiempo, el momento mediano o presente. Éste comienza con la
creación de la humanidad (véase mito fundador). Es caracterizado por una mezcla
inestable de las Oscuridad y de la Luz.
En
lugar de tercer tiempo, el momento posterior. Es en todo idéntico al momento
previo: los almas humanos (procedente de la gasolina de hombre primordial)
descansan al reino de la Luz en un inmenso “carma”
luminoso que representa al hombre primordial.
Estas
divisiones del mundo tienen como efecto que el manichéen
intenta constantemente alcanzar un ideal: debe restablecer a la división entre
Oscuridad y Luz. Según el mito fundador, el alma humano se hace de la Luz y su
cuerpo, de las Oscuridad. La relación con Dios se encuentra pues intima muy, la
con Satanás también, desgraciadamente. El creyendo pone en contexto el ideal
primer manichéen en el siguiente: debe separar su
espíritu de su cuerpo, maximizar la extensión de aquél y reducir el de éste.
Para ello, seguirá normas precisas reduciendo lo más posible toda forma de
materialismo y sensualidad en su vida. Considerará también la materia como algo
de malo pero no la destruirá puesto que contiene la luz en el caso de los seres
vivos y contiene las armas del hombre primordial en el caso de los elementos no
biológicos como el agua, el aire etc
Si
el manichéen causa una ruptura entre su espíritu y su
cuerpo, espera acceder al reino de la Luz y fundir su partícula luminosa a los
otro en un inmenso “karma” (Mani fue influida mucho
por distintas religiones preexistentes a las suyo como el budismo). Si No,
reaparecerá en otro cuerpo y deberá seguir su marcha hasta que la disociación
se haga.
La
vida de los manichéens
Dos
grupos de manichéens existían:
Para
que el reino de la luz triunfa sobre las oscuridad, es necesario que todos los
cargos electos y los auditores alcanzan el reino de la luz. Realmente, no es de
verdad un triunfo que los manichéens buscan, sino una
vuelta al estado original, la separación del bien y el mal. Ya Que según el
maniqueísmo, es imposible triunfar del mal, ya que el mal es indestructible. El
único medio de ser completamente en el reino de la luz, es huir de las
oscuridad.
Normas
Los
principios fundamentales del manichéen son refutar el
placer de la carne, de no matar y de no blasfemar contra. Los manichéens no poseen ningún permiso, si no es respetar los
ritos y las normas se les impone que. Como se puede constatarlo, las normas de
esta religión son a la vez simples y rigurosas.
Las
clases de los auditores viven respetando las “Diez Órdenes” de Mani. Estas órdenes afectan tanto la vida social que
religiosa de los manichéens. Por el contrario, el
modo de vida de las dos clases es diferente. Deben rogar cuatro veces al día,
lo que representa para cada una de las cuatro posiciones del sol, ayunar así
como contribuir a la limosna correspondiendo alrededor a un séptimo de aunque
posee. Los manichéens deben también guardarse hablar
de las tentaciones, los siendo estrictamente tabúes. A través de estas
prohibiciones, el auditor tendrá por objetivo alcanzar un estado que lo volverá
perfecto en su reencarnacíon. Habrá entonces Cargo
Electo.
Las
normas de los Cargos Electos, mucho más estrictas, se dividen principalmente en
tres sellos: o “el de la mano, la boca y el seno”. El “sello de la mano” es la
restricción de los gestos que pueden romper la vida como la caza y la guerra.
El “sello de la boca” representa la disciplina de la palabra y la del régimen
alimentario. Éste se resume a las hierbas. El “sello del seno” representa la
abstinencia sexual del Cargo Electo. El objetivo de éstos es personificar la
perfección con el fin de mostrar el ejemplo al religiosos de las clases
inferiores. Esta perfección es la última fase que precede el acceso al “Carma” del reino de la Luz.
En
los manichéens, un niño nace Cargo Electo o auditor.
No es posible pasarlo a ser durante los años. La elección se hace con relación
a los antepasados y a las familias. La única manera de cambiar de clase, según
la religión, es reencarnarse en Cargo Electo en una vida posterior.
Las
recompensas del religiosos que viven en esta religión son en realidad la
ascensión en la jerarquía. Por el contrario, pasar de auditor a Cargo Electo
sólo podrá hacerse diferentemente reencarnandose. Las
penitencias, contrariamente a las recompensas, constituyen la pérdida de un
grado o de un privilegio en la jerarquía manichéenne.
Como
se puede constatarlo, la relación que mantiene el manichéen
con Dios (la Luz) se hace por medio del rezo y en la óptica de santidad. Para
ello, los manichéens deben simplemente respetar las
normas a la carta.
Ritos
Los
manichéens creen en la Luz, la imagen de Dios y sus
criados. Estas entidades están muy a la vez cerca de su cuerpo y lejos de su
realidad. En efecto, los manichéens afirman que la
Luz encarcela en ellos, pero no pueden representárselo. El rezo constituye uno
de los medios privilegiados del manichéen para
acceder a la Luz.
El
rezo diario se practica individualmente mientras que lo confiesa tiene lugar
delante de los Cargos Electos. Al Parecer, ningún objeto es necesario para la
realización de los ritos. Los Cargos Electos se dejan empujar el cabello, se
equipan en blanco, reflejan y estudian los escritos de Mani,
cantan siete himnos al día, enseñan, se aíslan a la luna llena y ruegan siete
veces al día así como durante la mayor parte de la noche. La mayoría de los
Cargos Electos son también nómada.
Los
auditores, por su parte, memorizan los escritos de Mani,
cantan cuando pueden, ruegan cuatro veces al día y ayunan la semana con el fin
de lo prepararse a confiesan del lunes. En efecto, el confiesa a lugar cada lunes,
mientras que otro de mayor envergadura se sienta al fin del mes. Durante ésta,
los manichéens piden el gran perdón. También, en
algunas ocasiones durante el año, los auditores deben separarse de sus bienes
materiales ofreciéndolos a la Iglesia. Esta práctica se nombra la limosna. Los
Cargos Electos, haciendo deseo de pobreza, se deshacen sistemáticamente de sus
bienes.
Los
ritos son fundamentalmente positivos a excepción de la celebración del Bêma, o sea el nuevo año en los manichéens
celebrado en verano (el día de la fiesta de Mani). En
efecto, un ayuno de un mes casi entero (26 días) lo precede y pone en falta de
algunos elementos nutritivos a los Cargos Electos y a los Auditores, ya
limitados por prácticas alimentarias pobres en
proteínas.
Por
lo que se refiere a los símbolos, el maniqueísmo sólo posee muy poco. Esta
falta se basa en parte en el hecho de que una de las diez órdenes manichéens indica claramente que se proscribe la
representación de Dios. A pesar de todo, cuatro símbolos evidentes y conocidos
de la totalidad forman parte del maniqueísmo. Los dos primeros símbolos son los
de la Luz y las Oscuridad representadas por colores que contrastan de negro y
de blanco. El tercero, es la cruz de Jésus Christ, prestada al cristianismo. Sin Embargo, no tiene
exactamente el mismo significado. Significa la encarnación de Jesús bajo forma
humana para hacer el vínculo entre el hombre y Dios. El sufrimiento del Cristo
parece considerado como el fruto de una ilusión en los manichéens.
El cuarto es la serpiente, representando la carne, cosa mala.
El
maniqueísmo en la historia
Mani creó el maniqueísmo,
durante el siglo III.
Gracias
a la protección del emperador
de Persa Shapur 1.o, Mani pudo predicar el maniqueísmo a través de todo el Oriente Medio.
Su religión se extendió más tarde a través de África el Septentrional y Europa hasta
Varea y
a través de Asia hasta
en China,
donde se lo llamaba el “Buda de luz”.
Pintor de gran calidad así
como sus discípulos y sucesores más hábiles, Mani creó una
tradición de ilustración de los manuscritos religiosos, que pudo bien tener su parte
en el nacimiento de la miniatura persa.
El
maniqueísmo se introdujo en el Imperio romano, en particular, en Egipto y África romano,
y fue objeto de un decreto de persecución en 297, debido a su novedad, opuesta
al culto romano tradicional, y a su origen persa, por lo tanto procedente de
los enemigos de los Romanos. Los decretos de tolerancia religiosa de 311 y 313
(edicto de Milán),
principalmente declaraciones para decidir la persecución contra los cristianos,
reflejaron final a este período de persecución.
El Ouïgours del qaghanat
del Orkhon (744-840), guardias de la China del Tang tras la rebelión de Año Lushan que
se acabó en 762,
se convirtieron al maniqueísmo al ejemplo de su qaghan Bögü, y su religión florece en lo que es Mongolia moderna y la cuenca del Tarim hasta hacia el final del 1.o milenio.
Hasta
el Siglo XX siglo, el maniqueísmo era
una religión conocida principalmente a través de los escritos de sus
adversarios (como Santo Agustino). Pero el descubrimiento de varios manuscritos
en Argelia y
China permitió
conocer mejor esta religión.
Maniqueísmo en China
Artículo
detallado: Maniqueísmo
en China.
Mito
Fundador
Este
mito es el de la creación, el diciendo el nacimiento del hombre y la materia.
Se trata de un mito cosmogónico con substrato preexistente. En efecto, la
creación del mundo reside la no sólo en acción de dios superior sino también en
la de personajes secundarios.
El
mito fundador comienza en el período previo del tiempo (véase filosofía). La
Luz (el Reino de Dios) y las Oscuridad o la Materia (reino de Príncipe de las
Oscuridad) son pues separadas. Resultado del discontinuo caos en la materia,
una parte de este último se acerca bastante del reino de la Luz para percibir
el resplandor. Inmediatamente, la materia hay. Dios elige entonces al hombre
primordial - generado por la Madre de la Vida, sí mismo del seno de Dios con el
fin de proteger su reino de las Oscuridad. Para ayudar al hombre en su tarea,
Dios lo proporciona de cinco auxiliares potentes: el fuego, el agua, el viento,
la luz y la materia (tierra).
A
Pesar de todos los esfuerzos de la Luz, las Oscuridad triunfan sobre el hombre
original. Se dice que son cinco archontes que se
enfrentaron al hombre, seguramente debido al hecho de que posee cinco armas. La
materia (las Oscuridad) se apodera entonces del hombre y lo encierra en sí
mismo. Desesperado, el hombre recurre Dios que envía, para ayudarlo, el Espíritu
de vida. Este último intenta traer al hombre hacia el reino de la Luz por medio
del sol, la luna, las plantas que suben hacia el cielo, etc Antes de que la
operación se acabe, el príncipe de las Oscuridad controla a dos demonios unirse
y así formar una falsificación del hombre primordial para encerrar la última
parcela de luz no aspirada por el Espíritu de vida. Se crea al hombre; su
cuerpo es malo, su espíritu es bueno.
Distinto
El
Maniqueísmo se extendió a partir del siglo III, de manera completamente
pacífica, de África a China, de los Balcanes a la península árabe. A pesar de
todo, dejó muy pocos rastros: excepto por sus detractores (persecución de Roma
de 297 a 313).
Santo Agustino que
estudia la retórica inicialmente, sigue la enseñanza del maniqueísmo durante
algunos años, luego olvida esta enseñanza. Se nombra entonces a profesor de
Retórica en Milán, antes de convertirse al cristianismo. Criticó entonces
ferozmente el maniqueísmo.
Rudolf Steiner habla también de Mani o Cestas como uno gran iniciado
cuya tarea principal es transformar el mal en bien.
Crítica augustinienne del maniqueísmo
Para
santo Agustino,
el maniqueísmo es directamente resultante del gnosticisme.
No hay pues nada de verdad de nuevo en la secta de los manichéens.
S. Agustino fue manichéen a un período de su vida,
conoce bien pues bastante la doctrina de Mani, por
distintos testimonios y escritos que todos no llegaron quizá hasta nosotros.
Además,
el gnosticisme está directamente en
relación con las religiones paganas o cultos a misterios.
La
crítica de S. Agustino afirma que los manichéens se
ven obligados a volver un culto hacia Baal, que representa el Mal, es decir,
Satanás.
S.
Agustino afirma pues la supremacía de Dios trinitaire
contra Satanás. Ya Que en la Biblia, se escribe que Jesús es infinitamente más
fuerte que el diablo y que no prevalecerá nada contra la Iglesia de Jesucristo.
Una
crítica filosófica breve y rica del maniqueísmo se encuentra en las Confesiones
de S. Agustino, libro VII, reprende 3. El argumento contra los manichéens es el siguiente:
Los
manichéens colocan dos sustancias opuestas, el Bien y
el Mal, y los hacen combatirse. Ahora Bien, si Dios es incorruptible (al
sentido metafísico del término, puro de toda mezcla, e incapaz de mezclase a
otra sustancia), el Mal no tiene ningún medio de combatirlo. Pues, o el Manichéens conciben que Dios es imperfecto (lo que va
contra la definición de Dios), o Dios es bien incorruptible para los manichéens, pero entonces comprometió de sí mismo un
combate ganado por adelantado contra el Mal. Que Dios sea el autor de una
agresión gratuita es tan inaceptable que su imperfección. La conclusión es que
el maniqueísmo no es adecuado para dar un buen diseño de Dios.
Este
argumento de S. Agustino fue reanudado por Nebridius.
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