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Jainismo
El jainismo, del sánscrito Jina “vencedor”, es una religión (precisando que la
palabra religión se traduce a India por dharma,
una palabra de sobra polisémica que significa lo
mismo “fe”,
“religión”, “virtud” que “deber”, “naturaleza propia”, “buena acción”, “camino
espiritual”) que hace hincapié en primer y último lugar en el respeto del ahimsa (no
violencia), basándose en la teoría del karma, del reencarnacíons,
de la ecología,
y que hace hincapié en el ascetismo. No comienza, a la imagen del budismo,
como un movimiento de reforma dentro del hinduismo, ya que es una de
las más antiguas religiones del mundo, que viene de la más alta antigüedad -
o de la prehistoria
(3000-3500 a.C. [1]), y que se convierte en una
religión de importancia durante la Vida siglo a.C.,
bajo la influencia de Mahavira. El jainismo posee actualmente
doce millones de fieles en el mundo, ascetas y laicos confundidos, en su
mayoría en la India (30
000 en Europa y 50.000 en Estados Unidos).
Es
el rigor con el cual los adeptos siguen los preceptos del jainismo, y la ética
que se deriva, que les dio una sobrerrepresentación
en los medios culturales, políticos y de los asuntos en la comunidad india. El templo de Amberes en Wilrijk es el más grande templo jaïn creado fuera de la India. Se ha financiado enteramente
por las ricas familias indias jaïnes activos en el
comercio de los diamantes
de Amberes. Existe otros templos jaïns
fuera de la India, en particular, en Gran Bretaña (a Potters
Bar, Londres, en particular,) y en Estados Unidos.
Filosofía
jaïne
El
jainismo comparte de numerosas y aparentes semejanzas con el hinduismo y el budismo,
pero deben diferenciarle sin embargo. El jainismo es, desde una opinión filosófica,
un materialismo [2], [3] ético
y a nivel conceptual, un agnosticismo (syâdvâda,
de syat, significando “quizá”: ninguna verdad
absoluta puede enunciarse, poniendo en guardia contra toda guerra ideológica y
violencia - vinculada con el fanatismo). A Pesar de sus templos, el jainismo
puede considerarse como “transthéiste [4]”, pero no es ateo (dioses - fuerzas de
la Naturaleza - existen y se reencarnan bajo distintos Estados de seres vivos),
precisando que algunas ramas del jainismo rechazan el culto de los ídolos; así:
“El
culto, interior y exterior, tiene valor solamente subjetivo y sirve a la
concentración del espíritu del fiel sobre el ejemplo de seres perfectos que se
puede imitar, pero que no se puede rogar se intervenga en el destino del
hombre. El solo hombre, en último lugar con sí mismo, en compañía de su solo
esfuerzo, podrá acabar la ascesis que lo llevará a la paz más allá de toda
experiencia humana [2]. ”
Filosofía
jaïne considera el mundo como infinito [5], universo simbólicamente
representado en forma de un cuerpo cósmico, gigante femenino o masculino donde,
en el mismo, las criaturas se reencarnan siempre bajo distintas apariciones
desde. Según el jainismo, el universo, que es infinito, no se creó, y dejará
nunca de existir:
“El
mundo incréé; no tiene ni principio ni fino, existe por
su propia naturaleza; es lleno de jīvas y ajīvas; existe en una parte del espacio y es eterno. ”
- Samana Suttam [6].
No
Obstante, sujeto a cambios, cruza una serie continua de períodos de ascensiones
y decadencias. Se divide Cada período en seis fases. Estaríamos
actualmente, según la esta óptica, en la quinta fase de un período de
decadencia (a acercar del Kali-Yuga de los hindouistes).
Cuando
el universo habrá alcanzado su fase de decadencia más baja (el sexto), el
propio jainismo desaparecerá completamente. Luego, durante la siguiente, se
redescubrirá y reintroduce por nuevos jefes espirituales llamados Tîrthankara (en sánscrito “los hacedores de
vado”) que enseñarán de nuevo cómo permitir a los almas poner fin a sus
transmigraciones sucesivas (samsâra) y de alcanzar
siempre así para su liberación (moksha).
En
cada una de estos largos períodos - que hacen pensar en el día de Brahma del hinduismo -, hay siempre venticuatro
Tîrthankara. En la era actual del mundo, el vigesimotercero fue Pârshavanâtha,
un asceta y
profeta, que habría vivido hacia 850 - 800 a.C. Fue un reformador que reclamó una
vuelta a la creencia y a las prácticas de la tradición religiosa original. El vigesimocuarto y último Tirthankara
de esta era es conocida por su título, (Mahâvîra,
el “gran héroe” (599
- 527
a.C.). Fue también un amo espiritual errante que recordó los jaïns a la práctica rigurosa de su fe antigua.
Los
jaïns creen que la realidad del universo está formada
por siete principios eternos [2]:
El
alma y la materia son sustancias idénticas, una de las cuales son conscientes
mientras que otro no lo es; se dotan de calidades fundamentales (guna) [2]; existe dos categorías de
almas:
Jîva y pudgala son eternos; no vinieron
a la existencia y dejarán nunca de ser. El mundo entero está constituido por jîva encarcelados en el ajîva;
jivâ hay en el aire, la tierra, el
agua, el fuego, las plantas, los insectos, los animales, los seres humanos, los
seres celestiales y los seres infernales.
Todo
contacto del jîva con el pudgala genera del sufrimiento. Así pues, el Jaïns constatan que este mundo es sufrimiento y consideran
que ni las reformas sociales (en su gasolina, ya que si no el jainismo promueve
una sociedad humana basada en la caridad universal [7]), ni los esfuerzos no loables o
no válidos de los individuos podrán nunca hacerlo cesar. En cada ser humano, se
encarcela un jîva, y jîva
sufre debido a su contacto con el ajîva.
La única manera de escaparse al dolor es para el jîva
(el alma) liberarse de las transmigraciones sucesivas a las cuales se
somete y de llegar así a la felicidad perfecta eterna.
Los
jaïns consideran que es el karma que mantiene
el jîva encarcelado en el ajîva y que es necesario pues deshacerse del
existente y no adquirir de nuevo. La liberación del alma es difícil. Los jaïns creen que el jîva
sigue sufriendo durante todas sus vidas o reencarnacíons,
que son de un número
indefinido. Piensan que cada acción efectuada por una persona,
que sea buena o mala, abre los canales de los sentidos (vista, audiencia, tacto, gusto y olfato),
por los cuales una sustancia
invisible, el karma, se infiltra dentro y se adhiere al jîva, determinando las condiciones de su próxima reencarnacíon.
La
consecuencia de las acciones malas es un karma malo, que extrae el jîva hacia abajo, implicándola hacia una
nueva vida de condición inferior sobre la escala de las existencias. La
consecuencia de las buenas acciones es una orden karma, que permite al jîva subir después de su vida actual o en un
próximo a un nivel más elevado en la escala de las existencias, allí donde hay
menos sufrimientos que soportar. Sin Embargo, las buenas acciones no pueden
solas conducir a la liberación.
La
liberación - o moksha- se obtiene
gracias a los distintos medios definidos por la doctrina jaïne
que son: la visión justa, el conocimiento justo y la conducta justa. El
karma es el mecanismo
de causa a efecto en virtud del cual todas las acciones tienen
consecuencias a las cuales no se puede retirarse. Dicho karma tiene por
resultado de mantener el jîva en una
consecuencia ininterrumpida de existencias durante
que va a sufrir hasta cierto punto. Así pues, la liberación del ciclo de las
transmigraciones implica el rechazo del karma, la destrucción del
existente y la evitación de la constitución de nuevo.
En
el momento de una muerte
sin karma, el jîva flota hacia
arriba, libre de todo pudgala, liberado de la
condición humana, libre de muy futuras reencarnacíons.
Se eleva sobre el universo en un lugar llamado Siddhashila.
Allí, idéntica a todos los otros jîva puros,
puede por fin probar su verdadera naturaleza en una calma eterna, en una
felicidad perfecta. Es entonces completamente puro y liberado. La manera de borrar
el karma acervo consiste en retirarse en la medida de lo posible del
mundo y en cerrar el canal de los sentidos para impedir toda materia karmique de entrar y adherirse al jîva.
En
sus esfuerzos de alcanzar el objetivo más elevado que es la retirada permanente
del jîva de toda mancha debida a la
materia karmique, los jaïns
no creen que un espíritu o un ser divino puede ayudarlos de alguna manera que
sea. Consideran que dioses, los seres celestiales (deva,
devî), pueden influir sobre los acontecimientos de
este mundo pero
que no pueden ayudar a los jîva a
obtener su liberación. Ésta no puede ser realizada sino por los esfuerzos
constantes de cada individuo. En realidad, dioses (los seres celestiales) no
pueden obtener su propia liberación sino a la condición de antemano de ser
reencarnados en forma de seres humanos y de seguir el modo de vida de los
ascetas jaïns.
Nayavâda
Filosofía
jaïne desarrolló una doctrina que le está propia: el
nayavâda; el ser humano que no puede ir más
allá de los límites de sus sentidos, que su aprehensión de la realidad es
parcial y sólo es válida desde una opinión particular, conocida bajo el nombre
de naya, el jainismo considera que la realidad es
un complejo, no solamente en el sentido que constituye una pluralidad (aneka), pero aún debido a que es el objeto desde
opiniones múltiples (anekânta): esta es la
razón por la que considera que la realidad puede percibirse bajo ángulos
diferentes, y en consecuencia, comprendida bajo algunas reservas [7].
Como
el naya es el medio capaz de constatar
de verdad una de las características de un objeto (sin contradicción), desde
una opinión particular, los filosofa jaïns definió
siete naya, que son:
·
la opinión de clase (sangraha naya),
·
la opinión particular (vyavahāra naya),
·
la opinión momentánea (rijusātra naya),
·
la opinión sinónima (shabda naya),
·
la opinión etimológica (samabhirādha naya), y
·
la opinión acercada (evambhāta naya).
Por
ejemplo: cuando se describen distintos ornamentos en oro, desde la opinión
modificaciones del oro,
se habla de la opinión modal (paryâra-naya). Cuando los ornamentos en oro se describen desde
la opinión de su sustancia,
es decir, del oro y sus distintas calidades, él hablan de la opinión sustancial
(dravya-naya).
Se
puede también hablar de la opinión práctica o la opinión realista, en
particular, en los debates espirituales. Cuando se trata desde la opinión
práctica, o desde sentido común, se habla de vyavahāra-naya, mientras que, cuando
se trata desde la opinión pura, o realista, se habla de nishchaya-naya.
Esta
doctrina de la aprehensión parcial de la realidad constituye una advertencia
contra los que afirman que su sistema es único y que permite incluirlo todo:
abre la vía de la reconciliación desde las opiniones opuestas y desde su armonización, teniendo en cuenta la relatividad de los
distintos aspectos de la realidad [7].
Syâdvâda
La
doctrina anterior proporciona el esqueleto de la del syādvāda,
diciendo claramente que la realidad puede considerarse desde numerosas
opiniones diferentes, y que ninguno no debe declararse solo válido [7]. Eso hace del jainismo una
forma de agnosticismo.
El
objetivo de la investigación filosófica que es comprender la realidad, los
filosofas jaïns consideran que esta aprehensión no
puede hacerse formulando solamente declaraciones simplistas y categóricas. La realidad que
es compleja, los filósofos jaïns añaden ninguna
afirmación simple puede expresarlo completamente, por eso la palabra syat, que significa “quizá”, “por algunos lados”, a
las distintas afirmaciones concerniéndoselo [7].
Estos
filósofos formulan siete
propuestas, sin la menor afirmación absoluta que sea, por lo que
se refiere a la realidad, haciéndolos preceder muy de la palabra syat. Eso quiere decir que una afirmación es siempre
moderada, que es relativa, acercada, desde una determinada opinión, bajo
algunas reservas, y que no podría, en ninguna manera, darse por categórico [7].
Así
pues, cuando se describe una cosa, se pueden presentar, sobre la base del syādvāda o el anekāntavāda, siete afirmaciones o propuestas o
declaraciones, que parecen contradictorias, pero que son perfectamente
verdaderas. Se puede así decir:
·
“por algunos lados, no es”
(syād-nāsti),
·
“por algunos lados, es y no
es” (syād-asti-nāsti),
·
“por algunos lados, es
indescriptible” (syād-avaktavya),
·
“por algunos lados, es y es
indescriptible” (syād-asti-avaktavya),
·
“por algunos lados, no es y
es indescriptible” (syād-nāsti avaktavya),
·
“por algunos lados, es y no
es, y es indescriptible” (syād-asti-nâsti avaktavya).
Estas
distintas propuestas pueden incluirse por medio de un ejemplo: un hombre es
el padre, no es el padre, y es los dos, es declaraciones perfectamente
inteligibles, si se comprende la opinión a partir de la cual se expresan. Con
relación a un determinado muchacho, este hombre es el padre, con
relación a otro no es el padre, y con relación los a dos, tomada juntos, es el
padre y no es el padre. Como las dos ideas no pueden expresarse al mismo tiempo
por palabras, se puede decir que él se es indescriptible, etc
Estas
siete propuestas
pueden expresarse con respecto a la eternidad, la no eternidad, la identidad y
la diferencia, etc de cualquier objeto. Los filósofos jaïns
consideran que estas siete maneras de afirmar dan juntas, una descripción
adecuada de la realidad.
El syâdvâda tiene
por objeto coordinar, armonizar y sintetizar las opiniones individuales en una
declaración global: como la música, mezcla las notas discordantes para realizar
una perfecta armonía.
Esta
doctrina no tiene un simple interés especulativo, tiene por objeto solucionar
los problemas ontológicos y tiene una influencia sobre la vida psicológica y
espiritual del hombre. Da al filósofo un cosmopolitisme
de pensamiento, convenciéndolo de que la verdad no es el monopolio de nadie. Tiene
por objeto cortar las barreras de las religiones sectarias y extender el
espíritu de tolerancia
que se realiza perfectamente al mismo tiempo que el ahimsâ (la
no violencia) que el jainismo predica desde milenios [7].
La
quintaesencia de esta doctrina, muy distantes de la terminología escolástica,
es que en cuanto a experiencia
es imposible formular la verdad total, y que en cuanto a transcendencia de la experiencia la lengua es
insuficiente [7].
Las categorías del vivo
Debido
a que el eje principal del jainismo es evitar el máximo de perjuicio a otros,
generó una jerarquía de la sensibilidad de los ser vivos; en efecto, el
jainismo considera que toda criatura tiene un alma, una energía vital que es la
misma para todos los seres vivos [7], alma sin forma, al poder
ilimitado, que toma un enésimo cuerpo transitorio que sin ella estaría “sin
vida”, es decir, incapaz ser consciente o experimentar cualquier cosa [7]. Cuanto Más una criatura posee
de sentido, más sufre, más goza: pero no es aún libre. Así pues, según la
tradición jaïne, hay [8]:
Según
el jainismo, todas estas criaturas producen el karma, bien o malo, que
genera destinos, renacimientos y condiciones donde se prueba más o menos dolor,
más o menos alegría, según la benevolencia o el egoísmo los actos, palabras y
pensamientos productos antes; el objetivo es liberarse, aprovechando la
oportunidad personificarse, en la vida presente, en ser humano, con el fin de
llevar a la práctica el compasión para todas las criaturas (más arriba
mencionadas); liberados los almas, por su parte, no tienen karma, no
están ya vinculadas a su condición humana superada por la ascesis ética
propuesta por el jainismo; sin forma y sin tamaño, su alma se realizó (no puede
ya reencarnarse), gozando de un conocimiento y de una percepción perfecta, así
como un vigor y una felicidad infinita [7]. El hecho de que el jainismo
considere que los elementos constituidos de aire, fuego, tierra o agua sean seres vivos se
acerca a esta religión del animismo (sin por ello desarrollar un aspecto de
culto en consideración suya), aunque esta teoría admite que hay también en el
universo elementos sin alma, es decir, sin sensibilidad, privados de energía
vital, ajiva (como el tiempo, el espacio,
etc) [7].
Código
moral jaïn
El código moral del jainismo se
considera como la simplicidad misma, y su práctica, gradual [7]. Se expresa en los deseos
seguidos por los laicos dichos pequeños deseos (anuvrata)
y por los ascetas dichos grandes deseos (mahâvrata),
deseos que no son diferentes de los cinco deseos morales básicos de una de las
seis ramas de la filosofía
hindú - lo Yoga-Sûtra de Patanjali
-, ni de los tres primeros deberes básicos (ahimsa,
satyam, astya) de toda
la comunidad hindú (los ârya o “nobles”
en sánscrito)
de las Leyes de Manu [9], [10].
Los
miembros de la comunidad monástica se ven obligados a respetar estrictamente
estos cinco deseos; los laicos jaïns se eximen
aplicarse estrictamente los días cuarto y quinto: les es pues permitido
casarse, tener niños y poseer bienes materiales [11]; así pues, estos deseos no
cambian de naturaleza sino grados, - los laicos y ascetas poseen el mismo
código moral pero aplicado más rigurosamente en el laico jaïn,
a fin que este último puede vivir en la sociedad y aportar la comida a los
ascetas, ellos que no poseen nada ni trabajan, guiando a sus discípulos en la
pura no violencia.
Los
cinco deseos principales de los jaïns son:
Se
puede tener en cuenta que este quinto deseo es particular, ya que contempla
indirectamente la igualdad económica, impidiendo la acumulación de riquezas por
los individuos. En efecto, en este deseo, es prescribe al laico de fijarse un
límite máximo de bienes y no sobrepasarla, bajo ningún pretexto. Si a veces que
gane más que el límite que se fijó, se le recomienda gastarlo en actos
caritativos, cuyas mejores formas son cuatro:
Para
los laicos, el par
jaïn debe practicar la fidelidad
absoluta a su cónyuge. Para los ascetas (monjes y monjas), el deseo de pureza
significa el celibato absoluto y la ausencia muy de práctica sexual. La no
violencia implica entre otras cosas cosas el véganisme o vegetarianismo.
La práctica alimentaria jaïne
excluye la mayoría de las raíces, ya que se podría causar el mal a un animal desterrándolos,
y se destruye de facto una vida vegetal (tomar una fruta, o una verdura, no
trae la muerte de la criatura vegetal que lo produce), - este respeto se
encuentra en los bishnoïs también. Los ascetas y las
pilas laicos jaïns no comen, no beben o no viajan
después de la puesta
del sol y no se levantan antes de su aparición, siempre para
evitar herir un ser vivo por falta de luz o debido a las lámparas, velas, etc que podrían
quemar los insectos
atraídos por sus llamas en la noche.
La sociedad de los jaïns tan se debe que su universo, donde todo es
sin embargo interdependiente. Por una parte, hay los monjes y las monjas que
practican el ascetismo e intentan hacer de su vida en este mundo el último. Por
otra parte, hay el laicos que prosiguen prácticas menos rigurosas, pero siempre
según el mismo código moral común con los ascetas, esforzándose en hacer, en
particular, buenas acciones, penitencias y dominando sus pasiones para esperar
una mejor encarnación
en su vida siguiente. Las normas de conducta jaïnes
se instituyeron de modo que toda persona pueda seguirlos. Las del laicos son
menos rígidas que las de los ascetas, porque los laicos no renuncian a las
actividades del mundo. La moderación es la norma para el laico, por lo que se
refiere a la observación de los deseos, mientras que su rigor es extremo para
el asceta. La
razón evidente de esta diferencia viene a de lo que los laicos
deben garantizar sus medios de existencia y los de los ascetas, ocuparse
de su familia y
adaptarse a las condiciones, sociales y políticas, de la sociedad en la cual
viven. Los ascetas no tienen estas limitaciones. Abandonan todo, con para solo
objetivo de seguir la vía espiritual. Deben observar los deseos de manera muy
rigurosa controlando permanentemente sus sentidos y dominando sus pasiones,
gracias a las enseñanzas religiosas y a la disciplina espiritual. No Obstante,
debido a la ética “estricta” consubstancial al jainismo, los laicos (hombres y
mujeres) deben normalmente elegir una profesión y un modo de vida compatible con su
fe, los oficios no violentos, tales algunos del comercio, o de la enseñanza,
se eligen mayoritariamente (en el Sur de la India sin embargo, al Tamil Nadu por ejemplo, es la práctica de la
agricultura que permanece el oficio de los laicos jaïns).
Algunos
jaïns practican la muerte pacífica por el ayuno (sallekhana), con el fin de respetar sus deseos de no
violencia y ascesis, y debido a su edad avanzada o de una enfermedad incurable
(esta tradición son panindienne y existen en el hinduismo:
Vinoba Bhave
lo practicó por ejemplo). En realidad, los adeptos a menudo
practican el ayuno, en particular, en las distintas fiestas religiosas. Ascetas
de algunas ramas jaïnes llevan un tejido delante de
su boca y su nariz con el fin de evitar matar, respirándolos, a pequeños
insectos, muy siendo símbolo de respeto en sus palabras. Gandhi fue
influido sobre profundamente por la manera de vivir jaïne,
pacífico y respetuoso de la vida, y formó parte integral de su propia filosofía:
un asceta jaïn fue por otra parte uno de sus mejores
amigos, Shrimad Rajchandra.
Las cuatro virtudes del jainismo
El
discípulo jaïn debe meditar y practicar las cuatro
virtudes siguientes que son la base de los cinco grandes deseos [7]:
La alimentación 2na violento
Además
de los cinco pequeños deseos del laico, las virtudes básicas del jaïn se personifican en la abstención de consumir los “tres
M” que son: mâmsa (la carne, la carne
de las criaturas), madya (el vino), et madhu (la miel) [7]. Con el fin de reducir al
mínimo los daños a los ser vivos, se preconiza una abstinencia total de estos
“tres M” (se rechaza la carne se considera como una fuente infinita de
violencia, de maltrato (el maltrato supremo siendo el hecho de matar), y
completamente en primer lugar). Y de manera más general, el jainismo fomenta
vivamente a un modo de vida végan [15].
Los tres objetivos de la vida de los laicos jaïns
En
el importante Tratado shvetâmbara título
Yoga-shâstra, escrito por el famoso Âchârya Hemacandra,
hay mención de los tres objetivos de la vida del laico ideal, que este último
debe practicar sin excluir ningún:
Cuando
el laico se compromete en la vía más profunda de su religión volviéndose
asceta, el Moksha, “Liberación” (del ciclo del
reencarnacíons), se convierte en el objetivo
principal que supedita absolutamente todos los otros. Se vuelve así ejemplar y
una guía para los laicos jaïns y la sociedad.
El
cisma
Esta
sección no cita
suficientemente sus fuentes. Gracias de añadir en nota referencias
comprobables o
el modelo.
Las
dos sectas principales del jainismo se originan su en acontecimientos que se
han producido alrededor de 200 años después de la muerte de Mahâvîra.
En esta época, Bhadrabahu, el jefe espiritual de los
monjes jaïns, había previsto un período de hambre de
doce años y, con el fin de evitarlo, había conducido todos los el que había
aceptado seguirlo, tanto ascetas como laicos, en el sur de la India. Después de
que el hambre había desaparecido, Bhadrabahu dio la
vuelta al norte y constató que, durando su ausencia, la vida monástica se había
corrompido. Los monjes llevaban largos vestidos blancos en vez de ir “equipados
de cielo”, o “de espacio”, es decir, desnudos como prescribe por Mahâvîra. La práctica de la desnudez era, y es siempre
actualmente, una negativa a acceder al deseo de comodidad del cuerpo, y sobre
todo una marca de traslado absoluto del mundo. Esta desnudez completa va
seguida solamente por los monjes jaïns digambara, nunca por los monjes jaïns
shvetambara, ni por las monjas, ni por los laicos.
Bhadrabahu se
opuso con fuerza a la debilidad que había conducido a los monjes a llevar
ropas. Los monjes que siguieron llevando vestidos blancos tomaron el nombre de Shvetâmbara (“vestidos de blanco”), mientras
que los que siguieron llevando nada se nombraron Digambara
(“vestidos de cielo” o “vestidos de espacio”). Los dos grupos ascéticos
siguieron siendo separados hasta ahora. No Obstante, desde la opinión de la
propia esencia del jainismo, estas diferencias son minúsculas. El principal
factor de desacuerdo, similar en ambos sectas, se refiere a la actitud hacia
las estatuas instaladas en los templos: las corrientes tradicionales los
veneran y les llevan ofrendas, mientras que otras corrientes se niegan
absolutamente, en particular, bajo la influencia del islam.
Se
distinguen actualmente ramas tanto en el “Shvetambara”
que en el “Digambara”.
A
tener en cuenta, en el “Shvetambara”: 1) el “Murtipujaka” que veneran las estatuas de “Tirthankara” ofreciéndoles flores, frutas, del azafrán, y
adornándolos de prendas de vestir y joyas; 2) el “Sthanakavasi”
que no practican la veneración de las estatuas y que no ejercen sus actividades
religiosas en templos sino en “vestíbulos de rezos” (sthanaka).
Además, sus ascetas cubren su boca de una venda de tejido. Por fin, sólo
reconocen como válidos algunos libros consagrados del “Murtipujaka”
3) el “Terapanthi” que no admiten la existencia que
uno sólo Acharya (Maître
espiritual) para toda su comunidad y no veneran tampoco las estatuas. Sus
ascetas llevan también una venda delante de la boca y practican penitencias
severas.
A
tener en cuenta, en el “Digambara”: 1) el “Bisapanthi” que reconocen la existencia de jefes
religiosos, conocidos bajo el nombre de “Bhattaraka”,
revestidos de vestidos y turbantes anaranjados, y que dirigen monasterios de
ascetas. El “Bisapanthi” veneran las estatuas de “Tirthankara” como el “Murtipujaka”
hay l " arati” (la agitación delante ellas de
lámparas encendidas similares a las de los Hindúes): 2)el “Terapanthi”
que rechazan a la autoridad del “Bhattaraka” pero
que, a diferencia de su similares “Shvetambara”,
admite la práctica de la desnudez por sus monjes
Notas
y referencias
1.
↑
Joel Diederik Beversluis (2000): Sourcebook
of the World' s Religions: An Interfaith Guide to Religion and Spirituality, New World Library:
Novato, CA ISBN 1-57731-121-3 “Originating on the Indian
sub-continent, Jainism is one of the oldest religion of its homeland and indeed
the world, having pre-historic origins before 3000 BC and the propagation of
Indo-Aryan culture…” p. 81
2.
a, b, c, d e Enciclopedia
de filosofía, el
Libro De Bolsillo, ISBN 2-253-13012-5
3.
↑ El jainismo se define como un “materialismo
ingenuo” en filosofías de la India, Heinrich Zimmer, Payot, ISBN 978-2-228-89063-2
4.
↑ Filosofías de la India, Heinrich Zimmer, Payot, ISBN 978-2-228-89063-2
5.
↑
Jaina mathematics [archivo], J DO
'Connor y E F Robertson.
6.
↑
http://www.jainworld.com/JWFrench/jainworld/jainbooks/samansuttam/ch36.asp [archivo]
7.
a, b, c, defghIjklmnopqrs t Chalets
Adinath Sangave, Jainismo, traducción de Pierre Amiel, Maisnie,
Tredaniel, (1999), (ISBN
2844450784)
8.
↑ Filosofías de la India, Heinrich
Zimmer, Payot, ISBN 978-2-228-89063-2
9.
↑
http://wikisource.org/wiki/%E0%A4%AE%E0%A4%A8%E0%A5%81%E0%A4%B8%E0%A5%8D%E0%A4%AE%E0%A5%83%E0%A4%A4%E0%A4%BF_10
[archive] अहिंसा सत्यमस्तेयं शौचमिन्द्रियनिग्रहः । एतं सामासिकं धर्मं चातुर्वर्ण्येऽब्रवीन् मन, ahimsâ satyamstenam shaucmindrayanigrahah,
etam sâmâsikam dharmam câturvanaryabravîn manu, soit, au chapitre X: “63.
El ahimsâ (respeto imperioso de la Vida, no violencia), la
veracidad, la abstención de apropiarse los a bienes de otros, la a pureza y el
a control de los sentidos, a Manu así declaró que
todo eso puede considerarse como el resumen del Dharma
para los cuatro varna (“colores”,
miembros) de ârya”
10. ↑ http://www.sacred-texts.com/hin/manu/manu10.htm [archivo]
11. ↑ Gerhard J. Bellinger, Enciclopedia
de las religiones, ISBN 2-253-13111-3
12. ↑ Nisithabhasya (en Nisithasutra)
289; Jinadatta Suri: Upadesharasayana 26; Dundas pp
162-163; Tähtinen p. 31.
13. ↑ Jindal pp 89-90; Laidlaw pp 154-155;
Jaini, Padmanabh
S.: Ahimsa
and “Just War” in Jainism, in: Ahimsa, Anekanta and
Jainism, ed. Destaró
a Sethia, Nueva Delhi 2004, p. 52-60; Tähtinen p. 31.
14. ↑ Harisena, Brhatkathakosa
124 (10th century); Jindal pp 90-91; Sangave p. 259.
15. ↑ http://www.herenow4u.net/index.php?id=76726 [archivo]
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