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Atonismo
El faraón Akenatón instauró el culto a Atón en Egipto
en
el siglo XIV antes de nuestra era.
Teología
y religión
Amenhotep III el constructor
dio a Atón un papel predominante que dura su reino,
pero esto es su hijo, Amenhotep IV, que hará la personificación
del disco solar, Atón,
el único dios de Egipto. Amenhotep IV tomará entonces el nombre de Akenatón,
literalmente las que son útiles a Atón, y
transformará el gran templo de dios Amon-Rê a Karnak
agregándole a su este todo un complejo de culto dedicado al
disco. En el año V de su reino construirá y le consagrará una nueva
capital: Akhetaton,
el Horizonte de Atón, (Tell
el-Amarna en árabe), lo que sólo deja
de señalar los espíritus tanto él puede percibir por esta fundación la
orientación decisiva el joven soberano da al culto solar.
El
culto de Atón impuesto por Akenatón a menudo se presentó como una “revolución
religiosa” de la que el alcance real en adelante se discute [1]. Atón,
“padre y madre de toda creación”, es dios único (en la época, el politeísmo es de rigor en todo el mundo
conocido) y universal (no limita sus beneficios a Egipto).
Antes
representado bajo las características de un divinidad a cabeza
de halcón superada del disco solar (en
todo similar a las representaciones de dios Rê), Atón,
bajo el reino de Akenatón, se representará en forma de
un disco solar, cuyos rayos terminados por
manos, tienden la clave de vida Ânkh a los humanos y a toda la creación.
Simbolizado
en este sol cuyos rayos transmiten la vida sobre tierra, Atón
no tiene otras formas tangibles que el visible del disco
solar que cada día irradia en el cielo. No podía pues ser
representado por una imagen tallada o también un ídolo.
En teoría, los fieles no necesitan sacerdotes para hacer al intermediario el
uno con el otro y a dios, puesto que cada uno puede ir dirigido al astro para
adorar a Atón. Sin Embargo, el común de los mortales no puede
realmente incluir la gasolina de Atón: el faraón se convierte en
intermedio entre Dios y el pueblo, y el fiel ruega un altar que contiene una
imagen del rey, por dos principales rezos, que se consideran haber sido
inspirado por el propio rey, repitiendo allí lo que solamente los grandes
sacerdotes officiaient antes por delegación directa
de Faraón en el secreto de los santuarios.
En
1939, Sigmund Freud se interesa
por el faraón en el hombre Moïse y la religión
monoteísta [2],
pero incluso sus discípulos prefieren clasificar en la clase novelesca o
esotérica [3],
[4] esta
obra a la redacción de la cual trabajó mucho tiempo (comenzado hacia 1910 y
publicado en su muerte). En esta obra, Freud mantiene
que el culto de Atón sería la causa del judaísmo que le pediría prestado mucho de
sus conceptos y que se habría realizado en la población judía de Egipto menos
de un siglo más tarde, lo que es cronológicamente incoherente. Tras Freud, se mucho tiempo se quiso dibujar el origen del
monoteísmo bíblico, lo que es
impugnado por los historiadores actuales [5]:
el monoteísmo judío sólo aparece ocho siglos más tarde y sólo reviste su forma exclusiva
actual durante la Vida siglo delantero J. - C. [6], a la vuelta del pueblo judía
del exilio de Babilonia [7], [5].
Fragilidad
del culto de Atón
Es
necesario matizar esta revolución conceptual del divinidad precisando que el
rey no suprime el sistema teológico basado en un divinidad solar que desde el Antiguo Imperio hasta él ya irradiaba sobre
el conjunto cultos del país. Dan prueba los numerosos sincretismos que asocian Rê a un divinidad principal de uno nombran, tantas tentativas anteriores de la
universalidad del culto solar que Akenatón sublimará
de manera ciertamente magistral y para el golpe exclusiva.
Se
certifica por ejemplo que al principio de la fundación de Akhetaton
el rey allí hecho “transferir” el culto del toro consagrado de Heliópolis, Mnévis para el cual se habría arreglado una
sepultura en el centro de la necrópolis situada al este de la nueva capital
solar.
Este
culto de la hipóstasis viva de dios que era el colgante desde generaciones de
la personificación divina tal como ocurre con Faraón él mismo, no se rechazó
pues pero réinclu en la teología atonienne
cuyos principales ritos no debían ser extranjeros a los practicados en la
antigüedad cité du
dios sol. El intercesor entre Dieu-Atón y el pueblo sigue siendo el propio rey pero Akenatón se apropia este papel de única manera e innova
asociando a igualdad a su gran esposa real Nefertiti que se representará también realizando a
los ritos diarios al gran templo de Atón a Akhetaton. Sólo
el par real está habilitado para proceder a los ritos consagrados y todas las
representaciones de este culto los asociaban sistemáticamente. Todo rezo a
“Dios” debe pasar por los niños del Sol.
Por
fin el culto de Atón lejos volverse solamente en su
ciudad consagrada y real se ve impuesto en los santuarios del divinidad
principales del país. Heliópolis en primer lugar dónde se encontraron
algunos vestigios de unos monumentos dedicado al disco, Karnak
pues, dónde el resplandor del culto solar eclipsa al dios ocultado
Amon.
Pero se puede también citar a Memphis donde algunos vestigios dan el nombre del
templo de Atón de la ciudad de dios Ptah otra demiurgo que por su aspecto chtonien era extranjero a la teología solar. Fue elevado al
este del templo de la antigüedad divinidad memphite.
Considerado
como el creador del mundo en el mismo concepto que Amon-Rê, Atón se chocó
entonces con los potentes clergés tradicionalistas
desposeídos de sus prerrogativas de culto y no pudo imponerse sino gracias a la
autoridad de Akenatón
que prohíbe el culto de los antiguos dioses y retiró, en
particular, a los sacerdotes de Amon el poder y las riquezas que habían
acumulado. A la muerte de Akenatón (o a más tardar bajo el reino del joven Toutânkhamon),
el culto de Atón da la vuelta en el olvido y se
restablece el culto de Amon.
Se abandona la ciudad de Akhetaton y el tribunal da la vuelta en Tebas.
Notas y referencias
1.
↑ El arqueólogo Alain Zivie
destaca que los cambios radicales no alcanzaron quizá que las élites, el tribunal real y los grandes templos, “con netos
límites geográficos así como temas y conceptuales”; véase. Alain
Zivie, “Akhenaton el
imperceptible”, en Ce que la Biblia debe a Egipto, éd.
Bayard/Le Mundo de la Biblia, 2008,
p. 69
2.
↑ J. Arrugarlo
3.
↑ El Sr. P. Carrol, p. 15-35
4.
↑ R.J. Bernstein
5.
tiene b Mireille Hadas-Lebel, Monoteísmo y exilio de Babilonia: 5. , en Massorti.com,
el 17 de julio de 2008, artículo en línea [archivo]
6.
↑ Thomas Römer, “los monoteísmos en cuestión”, en Investigación
sobre el único Dios, éd. Bayard/Le Mundo de la Biblia, 2010, pp 11-15
7.
¡↑ Pierre Gibert, “el
monoteísmo es muy difícil de pensar! ”, en Investigación
sobre el único Dios, éd. Bayard/Le
Mundo de la Biblia, 2010,
p. 43.
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