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Lugares |
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Santo Toribio
de Liébana El monasterio
de Santo Toribio de Liébana es un convento franciscano situado en el
municipio de Camaleno cerca de Potes, en Cantabria (España), en el comarca de
Liébana. Alberga
el Lignum Crucis, que es, según los
católicos, el fragmento más grande de la Cruz en la cual se crucificó a
Jesucristo. Es con
Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Caravaca de la Cruz uno de los
lugares santos del cristianismo. Historia El origen del convento es
indeterminado, puesto que no se conoce fecha precisa de fundación. Si la primera mención escrita
de un monasterio de Turieno está fechada en 1125, data probablemente del
tiempo de los Visigodos. En
efecto, su fundación se atribuye a un obispo de Palencia, nombrado Thoribe
(en español Toribio), que se retiró en el siglo VII para vivir de acuerdo con
la norma benedictina. El
monasterio se consagró al santo Martín de Turieno y que posteriormente cambió
por santo Toribio de Liébana en el siglo XII. Fue en el
siglo VIII, durante las invasiones árabes, cuando adquirió su importancia
actual. En
esta época, Liébana, protegida por las montañas, acogió a numerosos
refugiados católicos y el Lignum Crucis. En realidad, éste fue traído de
Palestina en el siglo V por el obispo Toribio de Astorga. Con el fin de escapar a las
profanaciones del invasor, se transfirió al monasterio que lo ha conservado
hasta nuestros días. En el mismo
siglo, el monasterio acogió al monje Beato, que escribió sus libros
iluminados, en particular, su Comentario de la Apocalipsis. El monasterio
fue una posesión real hasta que Alfonso VIII se lo ofreció a los condes de
Liébana Don Gómez y Doña Emilia, que lo anexionaron al monasterio de Oña en
Burgos. Reconociendo
la importancia del convento, el papa Julio II le concedió, por una bula del
23 de septiembre de 1512, el privilegio de celebrar el Jubileo. El convento se convirtió
entonces en un gran centro de peregrinación. Durante la
desamortización (expropiación de los
nobles y de la clero a favor de los burgueses), el convento debió vender
sus bienes en 1837 y posteriormente entró en decadencia. Es necesario esperar hasta 1961 para
que el edificio fuese renovado y recuperase su prestigio. Arquitectura Aunque
compuesto por una superposición de estilos arquitectónicos, el monumento no
conserva ningún rastro de las construcciones primitivas. Los estilos
dominantes son el prerrománico, el gótico, el mozárabe y la asturiano. La iglesia
actual data de 1256, se construyó gracias a las indulgencias del obispo de
Palencia. Principalmente
de estilo gótico, su arquitectura luminosa y desnudada sigue la línea
cisterciense. El
ábside principal conserva una imagen de Nuestra Señora de los Ángeles del siglo
XVI. En otro ábside
se conserva desde el siglo XIV una estatua de santo Toribio que conserva sus
colores originales. Los
capiteles de las columnas representan principalmente pájaros y toros. Estos motivos recuerdan la
leyenda según la cual estos dos animales ayudaron a santo Toribio durante la
edificación de la iglesia. Las puertas,
situadas en la fachada sur, son de estilo románico y más antiguas que el
resto de la iglesia. La
puerta de la derecha, la Puerta del Perdón se abre solamente en el Jubileo. La puerta de
la fachada norte conduce a la capilla de estilo barroco, construida en 1705. Conserva el Lignum Crucis. El claustro
data del sigloXVII. El Jubileo El año de
Jubileo se celebra cuando la fiesta de Santo Toribio, el 16 de abril, es un
domingo. Concedido
por los papas Julio II y León X en el siglo XVI, el Jubileo se ha convertido
en anual gracias a Pablo VI en 1967. El último Jubileo se celebró en 2006. Durante todo
el año, el monasterio y la comarca de Liébana son lugar de numerosas
celebraciones y la Puerta del Perdón está abierta. La vez Este hábito
ancestral, cuyos orígenes son dudosos, quiere que, desde el 16 de abril hasta
el primer domingo de octubre, dos personas venidas de cada pueblo del Liébana
adoren el Lignum Crucis. Este
acontecimiento lo organiza la Hermandad de la Santa Cruz, fundada en el siglo
XII por los obispos de León, Palencia, Burgos y Oviedo.
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Quinta da Regaleira Constituye uno
de los monumentos más sorprendentes y enigmáticos del Paisaje Cultural de
Sintra (Portugal). Está situada en el elegante recorrido que unía el Pazo
Real con el palacio y campo de Seteais, dentro de los límites del centro histórico.
Entre 1898 y 1912 Carvalho Monteiro la transformó en su lugar predilecto,
otorgándole las características actuales. Como
representación del cosmos, el jardín se revela aquí a través de la sucesión
de lugares impregnados de magia y misterio. La demanda del paraíso se
materializa coexistiendo con un mundus
inferus – un dantesco mundo subterráneo – al que el neófito sería
conducido por el hilo de Ariadna de la iniciación. Se concreta entre los
diferentes escenarios la representación de un viaje iniciático, cual peregrinato mundi, por un jardín
simbólico en el que podemos sentir la Armonía de las Esferas y escrutar la
alineación de una ascesis de consciencia, en analogía con la demanda del Ser
que destaca de las grandes epopeyas. En estos ámbitos se dejan ver
referencias a la mitología, al Olimpo, a Virgilio, a Dante, a Milton, a
Camões, a la misión templaria de la Orden de Cristo, a grandes místicos y
taumaturgos, a los enigmas del Arte Real, a la Magna Obra Alquímica. Esta
sinfonía de piedra, cincelada por las manos de constructores de templos
empapados por un verdadero espíritu de tradición, revela la dimensión poética
y profética de una mansión filosofal lusa. Una obra intemporal La Quinta de
Regaleira surge en el seno del Paisaje Cultural de Sintra como ejemplo de Obra
Total y expresión de un nuevo territorio místico, en el que se funden
la filosofía, el arte y la naturaleza. La enorme profusión decorativa y
simbólica de la Regaleira, trazada con el talento y virtuosismo del
escenógrafo y arquitecto italiano Luigi Manini, cubre un mensaje polifacético
y coherente, de cariz humanista y espiritual, que su mentor y propietario –
Antonio Augusto Carvalho Monteiro (1848 – 1920) – quiso dejar patente en esta
obra de pasión. El profundo
conocimiento de la literatura clásica y universal, de las óperas del
Romanticismo, así como los misterios de la naturaleza que Carvalho Monteiro
estudió durante medio siglo quedó aquí reflejado en una obra intemporal,
madurada pacientemente, siguiendo uno de sus lemas predilectos: “Festina
Lente” – Despacio, que tengo prisa. Mansión
filosofal por excelencia, es fruto de una indefectible labor cuyo mensaje se
dirige al “Hombre nuevo”, vacío de prejuicios e ideas preconcebidas, capaz de
emprender el gran viaje de la existencia y de dejarse mover por la aventura
de conocerse a sí mismo, su origen y destino, arrojando luz sobre los
misterios de la vida y del cosmos. La Regaleira
también asume un carácter único en el panorama mundial de los jardines.
Enuncia un paisaje épico en la recreación del Paraíso perdido, que los
conocimientos de su propietario sobre la biodiversidad – en particular la del
Nuevo Mundo – permiten evocar, inscribiéndose de forma singular en la
tradición de los grandes jardines europeos como Bomarzo, Villa d'Este o
Fontainebleau, espacios de consagración de la naturaleza en los que se
revisita el pensamiento clásico de Platón o de Aristóteles y donde resuenan,
desde el Renacimiento, las grandes intuiciones del hermetismo. De las
Tinieblas a la Luz Las
deambulaciones en las galerías subterráneas de la Regaleira y su convergencia
en el templo interior corresponden a las etapas de un proceso alquímico a
través del cual el Hombre podrá encontrar, en sí mismo, la llave para su
transmutación interior y regenerarse espiritualmente. Cada uno de
los accesos al pórtico del templo interior integra el recorrido simbólico del
solicitante que, en su viaje
iniciático, enfrentándose a diferentes pruebas (relacionadas con los cuatro
elementos), atravesará las tinieblas para reencontrar la Luz. La tradición
hermética asocia cada elemento a umbrales de consciencia sucesivamente
superiores, accesibles mediante una ascesis interna. Capilla La capilla,
neomanuelina, exhibe un rico programa iconológico cuyo tema central es el
cielo mariano y de Cristo, con destaque especial para las escenas de la
Anunciación y la Coronación de María. Su simbolismo
también alude a la Orden de Cristo, heredera de la misión templaria. Los Lugares del Templo En la
arquitectura sagrada se establece una relación entre los distintos lugares
del templo y el cuerpo humano. La jerarquización del espacio sagrado
determina, para cada zona de la capilla, una calidad distinta de la
participación en el culto. En los
trazados del pavimento y de la bóveda de la nave destacan puntos notables que
se corresponden, coincidiendo en los mismos ejes verticales. En esta
relación, se observa la superposición de los símbolos de influencias
celestes (4 ángeles, esferas armilares
en las claves)con los símbolos de acción concreta en la Tierra (como la Cruz de Cristo). |